Carta de Durruti desde la cárcel (1933)

Por Agustín Guillamón

 El domingo 2 de abril de 1933, Durruti, Ascaso y “Combina” habían sido detenidos en Sevilla, a la salida del Congreso Regional de Andalucía y Extremadura. El argumento esgrimido para justificar la actuación policial era éste: “como responsables de los conceptos delictivos que emitieron en el mitin de clausura”[1], esto es, un delito de opinión, que atentaba contra la más elemental libertad de expresión de las personas.

El domingo 9 de abril, en Barcelona, los más destacados dirigentes de Estat Català (EC) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), reunidos en el homenaje al fascista Josep Dencás, entonces Consejero de Sanidad, consideraban que las detenciones de Sevilla habían descabezado a la Federación Anarquista Ibérica (FAI) y que esta organización podía darse como extinguida. Tales declaraciones tomaban los deseos por realidades, como suele ser habitual entre los mandos del aparato represivo burgués, cuando pretenden reducir complejas y profundas cuestiones sociales y políticas a puntuales o habituales problemas de “terrorismo” y orden público, individualizadas además en algunos líderes o cabezas de turco. Josep Dencás había sido uno de los principales fundadores y promotores, con los hermanos Badía, de los escamots fascistas e independentistas de las JEREC (Juventudes de Esquerra Republicana-Estat Català).

Buenaventura Durruti, Francisco Ascaso y Vicente Pérez “Combina[2] fueron encarcelados en el penal de Santa María (Cádiz), tras pasar algunos días en la cárcel de Sevilla.

En ese penal Durruti escribió una carta a su familia en la que destaca su definición de patria como “conjunto de propiedades” y la oposición que hace entre guerra imperialista y guerra social, entendida como sinónimo de lucha de clases. La mayor parte de la carta está dirigida a su hermano Pedro, en un intento de ayudarle a profundizar en el análisis de la guerra, puesto que Buenaventura consideraba que Pedro no lo había enfocado adecuadamente en un artículo publicado recientemente en la prensa.

En la carta cabe destacar algunos puntos que inciden en la biografía de Durruti:

1.- Su permanencia durante un año en París durante la Gran Guerra.

2.- Su relación con Pío Baroja, que lo visitó en prisión, posiblemente interesado en el contacto y conocimiento directo de un hombre de acción como Durruti.

3.- El trato discriminatorio y vejatorio de las autoridades republicanas respecto a los militantes anarquistas, que impedía la menor colaboración o entendimiento del movimiento anarcosindicalista con las autoridades de la Segunda República.

A continuación, reproducimos íntegramente esa carta:

“Puerto de Santa María, 3 de junio de 1933[3].

Querida madre y hermanos.

He recibido vuestra carta, fechada del día 1, en la que me decís que tenéis los pases en vuestro poder, y me preguntáis que hacéis con ellos.

Los pases os los guardáis hasta que yo salga y una vez en Barcelona me los mandáis. Lo que lamento es que será fácil que no me pueda servir de ellos, pues si hace dos meses que los tenéis en vuestro poder; nada más hace falta uno para que caduquen; mes que será muy fácil que pase aquí: pues está visto, que el Gobierno está dispuesto a que pase el verano a la sombra.

Hace unos días confiaba en salir, pues los compañeros de Madrid me habían escrito diciéndome que Quiroga[4] había dado órdenes para que nos pusieran en libertad. Pero de repente, sin que nadie lo esperara, se nos presentó el juez de este pueblecito, con un telegrama del juzgado que instruye el proceso por el mitin de clausura del Congreso; proceso por el cual estábamos en libertad, bajo la fianza personal de mil pesetas; y nos comunicó que había recibido un telegrama de Sevilla en el cual nos tenía que notificar, que el proceso estaba reformado; y se nos retiraba la fianza; por lo tanto quedábamos a disposición del juzgado de Sevilla, procesados y sin fianza.

Yo le pregunté al juez; a que obedecía esta modificación en un proceso sin importancia como éste: no supo qué contestarme; y se ciñó a comunicarme mi prisión sin fianza. Este caso es la primera vez que se ve, pues todos los procesos por delito de imprenta o palabra son con fianza, y sin prisión. No sé con qué intención habrán modificado esta fianza. Hemos escrito a los compañeros de Sevilla para que nos aclarasen esta incógnita; unas vez éstos nos contesten; veremos a ver que intenciones abrigan estos tíos.

De aquí; que queréis que os cuente; esta es una cárcel terrible, donde uno entra y no sabe cuándo sale; esto es peor que el infierno de Dante. Estamos completamente incomunicados; han venido compañeros a vernos y no se les ha autorizado la comunicación. Está visto que el Ministerio de la Gobernación está dispuesto a que nadie nos vea. Ahora que nosotros vamos a protestar de esta medida excepcional que se emplea con nosotros, pues todos los presos que hay en las cárceles de España pueden hablar con sus familias y amigos; y a nosotros, que somos presos políticos, no nos deja comunicar con nadie: y luego nos critican porque atacamos al régimen republicano. Que quieren que digamos cuando cometen estas barbaridades con nosotros.

Pío Baroja[5], cuando vino a verme a la cárcel de Sevilla me decía: es terrible lo que hacen con ustedes; y yo le pregunté qué posición cree Don Pío que debemos adoptar nosotros frente a estas arbitrariedades. No supo qué contestar. Luego he leído un artículo de él en Ahora, que es la contestación que no se atrevía a darme a través de las rejas[6].

Bueno, no quiero hablaros más de estas cosas porque me pongo de mal humor.

Al viejo Germinal[7], que le habían puesto en libertad, le han detenido, y está en las mismas condiciones que Combina y yo. Procesado por el mitin y sin fianza.

Hace unos días he recibido La Mañana, que me lo manda Perico[8], he visto y leído el artículo que ha escrito con el título “Mensaje de los niños ingleses”, el artículo está muy bien; pero Perico no enfoca bien el problema de la guerra; y no te enfades por esto, hermano. Días antes de la deportación os recordaréis que hicimos un gran mitin en Barcelona contra la guerra; en el cual tomó parte un gran pacifista francés: el príncipe de la paz como le llaman en París. “Pioch”[9], éste es el nombre de esta gran figura internacional. Pioch hizo mucho por nosotros cuando estábamos presos en París. Pioch hizo un discurso grandioso; expuso los crímenes de la guerra de una forma majestuosa. Mimi[10] tomó su discurso taquigráfico; yo hablé detrás de Pioch; después de saludarle y presentarle al público español; traté los dos aspectos de la guerra. Guerra imperialista y guerra social. Sin herir la susceptibilidad de Pioch, le pregunté el por qué habían esperado los pacifistas el peligro de guerra para encararse contra la monstruosidad de la guerra. Los pacifistas de hoy, han tenido necesidad de inspirarse en los crímenes cometidos, para hacer artículos en la prensa y discursos en los tribunales; como si los crímenes cometidos del 14 al 18 fueran los únicos crímenes cometidos por el capitalismo. Yo he visto, hermano Perico, muchos seres humanos mutilados en esa terrible guerra; por otro lado, tú sabes que viví un año en París, en plena guerra. Pues bien, hermano, yo no tuve necesidad de esa terrible tragedia para levantarme contra toda la clase de crímenes. Si la guerra mutiló a miles de hombres, también la guerra social ha mutilado a miles de trabajadores. ¿Qué diferencia hay entre el hombre que pierde un brazo defendiendo la patria al que lo pierde trabajando? ¿Qué es la patria? Según la academia es el suelo donde uno ha nacido. ¿Pero qué derechos le concede la Patria al trabajador? El de trabajar cuando encuentra quien le explote. Es decir, la Patria es el conjunto de propiedades; y en cuanto hay algún otro país que quiere usurpar parte de esa propiedad; entonces los propietarios se amparan en las leyes que ellos mismo han creado; y con las armas nos obligan a morir en el campo de batalla defendiendo la propiedad sagrada. En estas luchas los hombres se asesinan los unos a los otros, y cuando la tragedia ha terminado, los únicos beneficiados son los propietarios.

¿Qué es la guerra social? La lucha de dos clases sociales. La una, la de los propietarios, que por obtener un máximo de beneficios, les importa un comino que sus operarios dejen entre las máquinas algunas partes de sus miembros; el caso es ganar dinero. Por otro lado esta clase de propietarios; ve que la otra clase pone en peligro sus propiedades; también apelan a las leyes que ellos han creado, y asesinan aquellos que no se someten a la propiedad sagrada. En esta lucha, también hermano hay muchos hombres mutilados, muchos más que en las guerras imperialistas.

¿Cómo evitaremos la guerra? Sólo hay una forma, Perico. Aconsejando a las juventudes para que no construyan las armas con las cuales se han de matar; y que no defiendan los intereses de nadie. Quien tenga propiedades, que las defienda él mismo.

Me vas a decir, Perico, que esto está bien; pero que la guerra la tenemos encima, y hay que evitarla, de acuerdo hermano: hay que evitar la guerra. Solo los trabajadores organizados son capaces de impedir la matanza que se avecina. Cuando Herriot[11] regresó a París de un viaje por España, hizo unas declaraciones muy interesantes en la prensa parisina. España, dijo Herriot, es un país muy interesante y que mañana se debe tener en cuenta; pues en cuanto los jóvenes republicanos consigan fortalecer la República, será un país muy útil para la seguridad de la paz.

 Hay que tener en cuenta, hermano, que cuando estos hombres hablan de la paz, es la guerra, y cuando habla de fortalecer la República, es anular la organización, que en momentos de guerra podría paralizar la vida industrial de la nación. Herriot no se atrevió a decir públicamente que en España no es posible una movilización mientras exista la Confederación.

Así mismo, hay que evitar la guerra, pero hay que prepararse para que ésta no se lleve a cabo. Si se hace inevitable, tienes que dar soluciones para que fracasen los partidarios de ésta. Lo mismo que piensa uno de hacerse en el otoño un abrigo para salvarse del frío del invierno. Hay que organizarse; pero si llega el momento fatal de la guerra, sepamos paralizar la industria nacional; arma contundente para hacer fracasar los planes maquiavélicos de una clase sin escrúpulo, que por conservar sus privilegios son capaces de hacer asesinar a media humanidad.

Perico, ti continúa escribiendo; tus dos artículos me han gustado mucho; lo que tienes que hacer es leer; si necesitas detalles para documentarte referente a la guerra; yo te los mandaré, pues en París hay un comité integrado por hombres muy capaces, que escriben mucho y bien referente a la guerra,

Tú que lees el francés, te serán muy útiles, en Barcelona yo tengo algunos periódicos; si los necesitas escribes a Mimi que te los manda, y si quisieras la [le] puedes decir que te ponga en relación con este comité, y te suscribes a la prensa; es cuestión de una peseta por semana. Esta prensa te será muy útil. Si yo saliera pronto, hablaríamos esto, y te proporcionaría revistas francesas que son verdaderas joyas literarias y científicas.

Tú anímate Perico, y adelante; pero sin hacer demagogia. Se triunfa cuando se es valiente.

Mimi me ha escrito que su madre se marcha para París, la mujer[12] está triste porque se queda sola, y tiene que dar a guardar la nena[13].

Rosa[14]: mándame si la tienes, la carta que has leído en la prensa, y que está firmada por mí, pues no la he leído.

Dar recuerdos a los amigos, y Manolín[15] que me escriba.

Recibir un abrazo de éste que os quiere, Pepé[16].”

[Firmado Pepé]

*

Las fotos de Durruti, Díez, Ascaso, Combina y Lorda fueron utilizadas en un fotomontaje que les mostraba tras unas rejas, en la cárcel del Penal del Puerto de Santa María en agosto de 1933. Fue una postal muy difundida en la época, enviada por Durruti a su familia y a compañeros de lucha con dos hermosas dedicatorias alternativas al dorso de la foto. La primera dedicatoria decía: No habrá paz en la tierra mientras existan las cárceles. Que no olviden los idealistas que ellos son los encargados de destruirlas”. La segunda dedicatoria: “La única solución que han dado los republicanos es encarcelar a los que no piensan como ellos”.

El 13 de septiembre Durruti, Ascaso y Combina, junto a varios compañeros, fueron trasladados a Sevilla para ser juzgados en aplicación de la Ley de vagos y maleantes de la Segunda República, con gran indignación de todos ellos, que consideraban como un insulto ser juzgados por vagos, porque toda su vida habían vivido del fruto de su trabajo. Se declararon en huelga de hambre. Finalmente Combina y Durruti fueron liberados de la cárcel el 7 de octubre de 1933, llegando a Barcelona el día 10. Sin embargo Francisco Ascaso y otros tres compañeros (Díez, Valiente y Paniza) fueron retenidos en la cárcel hasta el 3 de noviembre, acusados por el juez de un nuevo delito de “desobediencia”, por negarse a firmar la sentencia que les regalaba el título de vagos.

El 22 de octubre de 1933 ocho mil miembros uniformados de los escamots de las JEREC desfilaron militarmente en Montjuic, imitando el modelo nazi-fascista. Vestidos con camisa militar verde, pantalones oscuros de pana, correajes de cuero y botas, vitorearon los discursos de Miguel Badía, de Josep Dencás (según la “Soli” ridículo imitador de Hitler) y del tan manipulado como ambicioso presidente Macià.

Tal desfile provocó al día siguiente un encendido debate en el Parlamento catalán, que rechazaba en su mayoría tales manifestaciones totalitarias, aunque todo quedó en mera palabrería y en la mayor pasividad.

El 24 de octubre un grupo de escamots asaltaron a punta de pistola la imprenta donde se imprimía el semanario humorístico catalanista y liberal El Be Negre, provocando algunos desperfectos, al tiempo que destruían y secuestraban los cinco o seis mil ejemplares del número de esa publicación en curso de impresión. No se detuvo a nadie, el redactor que había ofendido a algunos dirigentes de ERC y Estat Català huyó prudentemente a un lejano país y el propietario de la imprenta presentó cargos por destrucción de algunos enseres y deterioro de maquinaria contra el confeso participante en el asalto, el señorito Jaume Aiguader (hijo del alcalde de Barcelona y dirigente de ERC del mismo nombre), que estuvo al mando, con su tío Artemi, del escamot de los 15 asaltantes del semanario. La “Soli” advirtió que si los escamots les atacaban se defenderían adecuadamente, muy lejos de la pasividad mostrada por El Be Negre.

En los meses siguientes la emulación fascista de los escamots incluyó también reventar huelgas y boicotear los mítines de los partidos rivales, al mismo tiempo que Badía y Dencás se hacían con los resortes efectivos de Gobernación y Orden Público, torturando sistemáticamente a los cenetistas detenidos por la huelga de tranvías en Barcelona. Mientras tanto, Durruti, Ascaso y Combina intervinieron en los masivos mítines de la campaña abstencionista de la CNT. La guerra social seguía su curso.                                                                                    *

De izquierda a derecha, de pie: Colette Durruti (hija de Durruti), Joaquina Dorado y Liberto Sarrau. Sentados: Emilienne (mujer de Durruti), Rosa Durruti (hermana) y Ricardo Sanz. París, 1979.

Fotomontaje de los presos en el Penal del Puerto de Santa María (1933)

Mensaje manuscrito de Durruti al dorso del fotomontaje: “No habrá paz en la tierra mientras existan las cárceles. Que no olviden los idealistas que ellos son los encargados de destruirlas. Tu hermano Pepé

NOTAS:

[1] La Vanguardia (5 de abril de 1933).

[2] Vicente Pérez Viche, “Combina”. Nacido en Barcelona el 28 de junio de 1900. Barnizador. Exiliado en Francia durante la Dictadura de Primo de Rivera, Abandonó el Congreso de Marsella de 1926, junto a García Oliver, cuando no se aceptaron las tesis colaboracionistas con los políticos. Participó en numerosos congresos, conferencias y mítines por toda la geografía española. Intervino con Durruti y García Oliver en la campaña de agitación de enero de 1932, iniciada en Sallent, que culminó en la insurrección del Alto Llobregat. Detenido en Sevilla el 2 de abril de 1933, después de pronunciar el discurso de clausura del Congreso Regional andaluz. Preso en el penal del Puerto de Santa María hasta octubre. El 16 de noviembre de 1933 intervino en el mitin organizado por la FAI celebrado en el Palacio de Artes Decorativas de Montjuic, con Francisco Ascaso, Domingo Germinal, Alejandro Gilabert, Dolores Iturbe, Sébastien Faure y Buenaventura Durruti. En los años siguientes compartió cartel con los más destacados oradores confederales, en los principales mítines anarcosindicalistas. Asistió al Congreso de mayo de 1936. Durante la guerra fue uno de los nueve ediles cenetistas en el Consejo Municipal de Barcelona, Fue presidente del Sindicato de Transportes de Barcelona. Se adhirió al mitin de Los Amigos de Durruti celebrado en el Teatro Poliorama. En agosto de 1938 fue nombrado secretario de la Federación Nacional de Transportes de la CNT. Al final de la guerra se exilió en Venezuela y luego en México.

[3] En el encabezado de la carta se escribe una fecha errónea: 3-6-1926.

[4] Santiago Casares Quiroga (1884 – 1950) fue abogado y político republicano. Ocupó diversos ministerios durante la Segunda República. En junio de 1933, fecha de la carta de Durruti, era Ministro de Gobernación, cargo que ocupó durante el bienio socialista-republicano (1931-1933). Era amigo personal de Azaña. Tras el acceso de Azaña a la presidencia de la República fue nombrado Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de la Guerra (mayo de 1936), cargo que desempeñó hasta el 18 de julio de 1936, cuando dimitió, desbordado por el golpe de estado militar al que no había sabido enfrentarse.

[5] La descripción de Durruti la dejó plasmada en su obra El cabo de las tormentas.

[6] Artículo de Pío Baroja publicado en Ahora (23 de abril de 1933), titulado “Latifundio y comunismo”.

[7] Domingo Miguel González (1880-1936), conocido por su seudónimo de Domingo Germinal, o Germinal. Su juventud transcurrió en Vizcaya. Hacia 1905 ingresó en la marina mercante. Residió en Cuba y México durante los años veinte. En 1929 regresó a España. Entre 1929 y 1930 vivió en Blanes y Barcelona, colaborando en La Revista Blanca. El 15 de septiembre de 1930 participó en un mitin a favor de los presos celebrado en el Palacio de Bellas Artes de Barcelona, donde exigió al Estado la amnistía para los presos por delitos políticos y sociales. El 16 de octubre, una conferencia que tenía que dar en el teatro Apolo de Vilanova i la Geltrú fue suspendida por orden del gobierno. En los años treinta mitineó por todo el país. Era un excelente orador, en varias lenguas, que atraía mucho público. Detenido en Sevilla el 2 de abril de 1933, hasta octubre estuvo preso en el penal del Puerto de Santa María. El 5 de noviembre de 1933 intervino con Josep Corbella, Francesc Isgleas, Valeriano Orobón, Benito Pabón y Buenaventura Durruti, en el gran mitin de la plaza de toros Monumental de Barcelona contra las elecciones, organizado por la CNT, la FAI. Y el día 16 en el mitin organizado por la FAI, celebrado en el Palacio de Artes Decorativas de Montjuic, con Francisco Ascaso, Vicente Pérez Viche (Combina), Alejandro Gilabert, Dolores Iturbe, Sébastien Faure y Buenaventura Durruti. Huyendo de la represión republicana, vivió escondido en diversas localidades valencianas y más tarde, buscando un clima benigno para su enfermedad, se instaló en Palma de Mallorca (y ocasionalmente en Ibiza), donde entre 1935 y 1936 dirigió el periódico Cultura Obrera. Murió en Elche en marzo de 1936.

[8] Perico, diminutivo de Pedro, era hermano de Durruti: Marciano Pedro Durruti Domingo (1911-1937). Tras militar en el anarquismo, se afilió a Falange en 1936 y llegó a tratar con José Antonio Primo de Rivera, con quien había coincidido en la Cárcel Modelo madrileña, y que avaló su ingreso en Falange. Murió nueve meses después que su hermano. Fue fusilado el 22 de agosto de 1937, en un pueblecito de León, por miembros de su mismo bando que le consideraban un radical, tras un juicio de guerra sumarísimo algo chapucero.

[9] Georges Pioch (1873- 1953) fue un periodista y destacado militante pacifista francés. A finales de 1930 creó y presidió la Liga Internacional de los combatientes de la paz, de la que Romain Rolland era el presidente de honor y Victor Méric su secretario general. En el comité de honor figuraban Albert Einstein, Stefan Sweig, Upton Sinclair, Paul Langevin, Georges Duhamel, Charles Vildrac y Jules Romains. Georges Pioch dimitió en 1937 porque creía que no se condenaba con suficiente firmeza y eficacia los procesos de Moscú. Firmó junto a Jean Giono, Victor Margueritte, Marcel Martinet y Simone Weil una petición que exigía la no intervención en las cuestiones españolas, acompañada por una petición de mediación entre las partes en conflicto. Se retiró de toda actividad pública en 1943 Murió en Niza el 27 de marzo de 1953.

[10] Mimi era la compañera de Durruti: Émilienne Morin (1901-1991).

[11] Édouard Herriot (1872-1957), político, hombre de Estado y escritor francés. Miembro del Partido radical republicano y figura destacada de la Tercera y de la Cuarta República. Estudió en la Escuela Normal Superior y ejerció el profesorado en Nantes y desde 1902 en Lyon, cuya alcaldía ocupó desde 1905 a 1925 y, tras la II Guerra Mundial, hasta su muerte. A partir de 1910 su labor política en el ámbito local fue dando paso al nacional, llegando a participar en nueve gabinetes de gobierno y a ser primer ministro en tres ocasiones. Fueron sus principales cargos políticos el de Ministro de Transportes y Obras Públicas, en 1916–1917; Ministro de Educación, en 1926–1928; Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de Relaciones Exteriores en 1924–1925, julio de 1926 y de junio a diciembre de 1932; Ministro de Estado, en 1934–1936. En 1946 fue elegido miembro de la Academia Francesa. Presidente de la Asamblea Nacional desde 1947 hasta 1954.

[12] Emilienne Morin.

[13] Colette Durruti, nacida en diciembre de 1931, hija única de Buenaventura y Emilienne.

[14] Rosa Durruti, su hermana.

[15] Manuel Durruti, hermano de Buenaventura de simpatías socialistas. En la revolución de octubre de 1934 murió de un disparo, cerca del puente de San Marcos, en la ciudad de León.

[16] Durruti, en la correspondencia con su familia, firmaba Pepé. Recordemos que su nombre era José Buenaventura.

Ideas de bombero

Concentración de apoyo a Gorka Manso frente a la sede de Diputación Foral de Bizkaia. / Foto: CNT

María Unanue ha empezado a militar en un colectivo mixto: CNT. ¡Y está siendo todo normal! Bueno, todo no: la Diputación de Bizkaia, gobernada por PNV y PSOE, quiere penalizar a un bombero por ejercer su derecho huelga. Gorka Manso no acudió a trabajar el #8M y se sumó a cubrir trabajos no remunerados para asegurarse que todas las mujeres de su entorno que así lo desearan se sumaran a las movilizaciones feministas.

Llevo del orden de seis o siete o no sé cuántos años escribiendo en Pikara Magazine y por todo el mundo es sabido que no me caracterizo por hablar de hombres y mucho menos por ensalzarlos. Creo que la única reseña de no-mujer que hice fue la de ‘Ladronas victorianas‘ y me sentí hasta rara. Pero la vida te lleva por derroteros que no esperas, sobre todo cuando decides ir tomando decisiones. Yo este curso, contra todo pronóstico, decidí meterme en la CNT. ¡¡BOOOM!! Lo sé, me hago cargo, nadie se lo esperaba. Yo tampoco. Necesitaba airearme un poco, quieta no sé estar, tengo ideas de lo más rocambolescas y soy medio kamikaze, así que me dio por empezar a militar en el movimiento mixto. De nuevo. (Nota al pie: hace trece años, también estuve un par de años en movimiento mixto y acabé hasta el coño moreno.) Obviamente ante tan sonado acontecimiento los comentarios de mis amigas no se hicieron esperar: “¿Túuuuuuuuuu?”, “¡Menuda panda de machirulos te vas a encontrar ahí!”, “¡Ándate con cuidado que acabas limpiando el local!”, “¿Cuánto te apuestas a que ahí duras dos días?”. Lo normal. Lo que yo misma le hubiera dicho a cualquiera de ellas medio año antes.

El caso es que llevo unas cuantas semanas y, por ahora, o está todo tan bien montado que no me entero de que me están comiendo el tarro, o la cosa no es lo que a priori puede parecer ser. ¿Por qué? Porque los prejuicios empiezan a desmontárseme solos sin mucho esfuerzo. HUELGA decir que yo llego a las reuniones alerta, buscando anomalías, y por ahora sólo puedo decir que todo parece trascurrir con sorprendente normalidad, que estoy aprendiendo mucho y que la gente me trata bien. ¿Cómo te quedas? Muerta.

Para empezar, no hay ni rastro de ese caos que dicen que es el movimiento anarcosindicalista. Yo no sé qué demonios me esperaba, pero el orden, la estructura y la meticulosa organización que veo aquí es algo que me ha dejado k.o. Notas, actas, hojas Excel, calendarios, pizarras con recordatorios y una eficacia en las acciones muy sorprendente. ¡Ya quisieran los claustros de muchos centros escolares contar con la mitad de eficiencia! (#claustrofobia).

Para seguir, por ahora, he podido acabar todas las frases que he empezado, nadie me ha cortado y me siento tomada en cuenta. Last but not least, añado que ¡sorpresa! me he sentido cuidada. No sé muy bien cómo razonar esto, pero sé que todo el mundo con el que he coincidido por el pasillo o en las reuniones ha sido sonriente, agradable, amable y generoso. También me ha llamado la atención que así a grandes rasgos, la gente tiene una capacidad de oratoria pasmosa, conocimientos políticos de los que yo hoy por hoy carezco y una entrega que me parece admirable. La acción directa y el apoyo mutuo me tienen perpleja.

Como una ya tiene una edad, y sabe que cuando en la vida las expectativas crecen el batacazo es mayor, he aprendido a no idealizar absolutamente nada. La probabilidad de que lo que de lejos parece perfecto y al acercarte no lo sea tanto suele ser alta. Como en este caso me esperaba una mierda pinchada en un palo y no lo está siendo, quería dejar constancia escrita de ello y me comprometo a retractarme si todo se enrevesara y me viera en el cuarto de las escobas con una mopa y la termomix haciendo de ángel del hogar (local). Palabrita del niño Jesús.

¿Esto es todo, amigas? No. Con este artículo quiero dar voz a una injusticia terrible que está llevando a cabo la Diputación de Bizkaia. Sucede, que el bombero y sindicalista de CNT Gorka Manso ha sido expedientado por hacer huelga. “¿¡Cómo!? ¿¿En el siglo XXI Diputación se atreve a no respetar el derecho a huelga de sus trabajadores??”. Pues sí, como lo lees, querida amiga. El sargento de Bomberos de Markina-Xemein, ante la llamada a huelga general el pasado 8 de marzo, decidió, al estar los servicios mínimos cubiertos y él no formar parte de ellos, salir a las calles para hacer precisamente eso que se esperaba de él: cubrir trabajos no remunerados para asegurarse que todas las mujeres de su entorno que así lo desearan se sumaran a las movilizaciones feministas de dicha fecha. Hasta aquí todo normal. Oído cocina. Ni le vamos a aplaudir, ni le vamos a ensalzar por hacer lo que tenía que hacer. Se convoca huelga, no va a trabajar, no curra, no cobra. Vale. Lo que me deja de pasta de boniato es enterarme de que el 15 de octubre el susodicho recibe un documento en el que se le informa de un posible expediente disciplinario por no haber acudido a su puesto de trabajo el 8 de marzo de 2019. Lo más gracioso, ¡¡¡ ojo!!! es que un día donde se convoca huelga general, el documento diga que Manso no va a trabajar SIN MEDIAR CAUSA JUSTIFICADA. ¿Hola? ¿Un poquito de cordura por el amor de dios?

Yo no sé en qué quedará todo esto, aún faltan dos o tres semanas hasta que le digan si le empapelan o no. Me deja patidifusa que a punto de empezar el año 2020, Diputación, gobernada por PNV y PSOE, penalice a alguien por llevar a cabo su derecho a respaldar una huelga. Me los imagino en sus despachos con los pies sobre la mesa hablando por el grupo de whatsapp: «¿¡Pero cómo osa un trabajador hacer huelga!? ¡¡Menuda idea de bombero!! ¿Qué será lo próximo? ¿Exigirán vacaciones pagadas? ¿Querrán tener derecho a faltar si están enfermos? ¿Lo mismo en unos años nos piden dinero a cambio de mano de obra?».

No. En serio. Por favor, un poquito de cordura, de sentido común y de raciocinio, que esto no es una novela de Charles Dickens. ¡Menudo percal se nos presenta con nuestra querida derecha moderada vasca particular y esa izquierda centrocampista que se gasta el pseudo partido obrero!

Lo dicho: todo mi apoyo a Gorka Manso y a cualquiera que vea vulnerado su derecho a hacer huelga.
PÍKARA MAGAZINE

Anarquismo y epístemes

J. Rodríguez, O. Salgueri y A. Sánchez

El anarquismo, más allá de cualquier acepción romántica, no puede entenderse como una ideología del pasado, pese a los continuos intentos de los discursos dominantes por fechar su desaparición en mayo de 1937 tras los “sucesos de la semana trágica” de Barcelona. Mientras que en España sobrevivió en la clandestinidad y en el exilio, en otros países iría cristalizando en algunos de los denominados nuevos movimientos sociales que irían desde el pacifismo y el antimilitarismo hasta los ecologismos y movimientos antidesarrollistas, pasando por los postfeminismos. Negar su extinción, claro está, no implica afirmar que el anarquismo hoy está en todas partes, como postula Nato Thompson, comisario de arte en Creative Time, al observar que el anarquismo se ha convertido en un estilo de vida y ha originado un tipo de personas que denomina anarchists lifestyle, distintos de los punks y los okupas de hace 20 años, y entre las que incluiría también los hipsters, en tanto que nueva generación urbana distinguida estéticamente como grupo con identidad propia, consumidora cultural fuera del mainstream, que monta en bici y participa en jardines comunitarios (Thompson, 2013: 53).

Fruto de la supervivencia marginal y a pesar de la merma intencionada del movimiento por la represión franquista y más tarde por los efectos de una memoria histórica interesada, el anarquismo en el Estado español sigue estando presente en distintos ámbitos de las luchas sociales. En el ámbito laboral, la centenaria Confederación Nacional del Trabajo, o CNT, aunque debilitada en lo que atañe al número de afiliaciones, ha acogido a una nueva generación de anarco-sindicalistas que siguen entendiendo la acción sindical y la autogestión obrera como instrumentos útiles en la emancipación del proletariado, y ahora también del precariado, cognitoriado y cuantos “-ados” permita la neo-lengua postmoderna. Junto a esta, se encuentra la Confederación General del Trabajo, o CGT, sindicato resultado de una escisión de la CNT y con tendencia libertaria. Además de en el pacifismo y el antimilitarismo, el anarquismo también cobró especial relevancia en el movimiento de insumisión; al igual que en el ecologismo, donde muchas de las luchas anti-desarrollistas más significativas de las décadas anteriores, como la del pantano de Itoiz, recuperaron el concepto del “deber de desobediencia civil” de Henry David Thoreau, exponente del anarco-individualismo estadounidense del siglo XIX (Casado da Rocha y Pérez, 1996). Además, a partir del 15-M y de otras luchas sociales posteriores que han surgido de este entorno, como los colectivos contra los desahucios, los grupos antirrepresivos o las cooperativas integrales, es común ver entre sus filas también a militantes libertarios, hombres y mujeres anarquistas sacando adelante proyectos políticos con mayor o menor éxito junto a otras personas afines de la misma o diversa ideología, pero con objetivos y modos de hacer comunes.

Mención aparte merece Internet, pues el número de páginas webs anarquistas es prácticamente incalculable y están alojadas en servidores de todo el planeta y en casi todos los idiomas. Desde archivos universitarios hasta páginas de contra-información, pasando por espacios de colectivos e individualidades de las más diversas escuelas y tradiciones libertarias. Síntoma de la pervivencia de un elemento clásico del anarquismo, la difusión cultural y la autogestión informativa, es que ahora en la red se han multiplicado exponencialmente el número de publicaciones y quizás también de lectores. Este sería un estupendo campo de estudio para la emergente etnografía virtual que también tendría cabida en una propuesta factible de epistemología anarquista contemporánea.

Pero es en el ámbito de la cultura y la razón crítica donde el anarquismo se ha desarrollado con mayor vitalidad: desde los ateneos libertarios hasta publicaciones periódicas dispares como las revistas Ekintza Zuzena, El Viejo Topo o Germinal. Revistas de Estudios Libertarios que se han mantenido durante décadas, pasando por editoriales como la Fundación Anselmo Lorenzo o LaMalatesta, distribuidoras alternativas y antiautoritarias, librerías, etc. Esto queda demostrado a partir del excelente inventario de Joël Delhom (2012) de libros, folletos, tesis y tesinas en castellano, catalán, gallego y francés (y algunas en alemán, inglés e italiano) sobre el anarquismo español entre 1990 y 2011; los resultados hablan por sí mismos: 464 entradas repartidas entre temáticas como guerra civil, resistencia antifranquista, cultura, educación, anarco-feminismo, sexualidad, etc. Este acerbo cultural, sin duda, ha sabido inseminar a parte de una sociedad española que pronto se atrincheraría en la profilaxis del pensamiento único.

La cuestión pendiente es entonces encontrar esos otros nuevos espacios y prácticas que podríamos denominar anarquistas y/o libertarios. Sin ser el interés de este texto, la controvertida distinción entre anarquista y libertario/a puede resultarnos útil en esta búsqueda. Entre los defensores de distinguir entre uno y otro término se encuentra Carlos Taibo, para quien el adjetivo anarquista “tiene una condición ideológico-doctrinal más fuerte que la que corresponde al adjetivo libertario”; por ejemplo, señala, “un anarquista es alguien que ha leído a Bakunin y a Kropotkin, y que se identifica con sus ideas”. Libertario, por su parte, “tiene un sentido más amplio, en la medida en que remite a la condición de muchas gentes que, anarquistas o no, apuestan por la asamblea, por la democracia directa y por la autogestión, y rechazan jerarquías y liderazgos” (Taibo, 2013). Es probablemente en esta segunda acepción donde podrían enmarcarse numerosas y diversas propuestas políticas que han emergido con intensidad en los últimos 20 años desde el pronunciamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en San Cristóbal de las Casas el 1 de enero de 1994. Bajo la amenaza de un capitalismo que se desmiembra por momentos, llevándonos al colapso, gana peso la propuesta libertaria que apuesta por una organización social desde abajo, la autogestión y la des-mercantilización de la vida cotidiana. Una propuesta a la que se han adherido, entre muchos otros, el activismo antiglobalización de las contra cumbres, los colectivos Food Not Bombs, las asambleas barriales y fabriles en la Argentina del cacerolazo de 2001, el 15-M en el Estado español, el Ocuppy movement norteamericano, los colectivos por el decrecimiento o los bancos del tiempo que están inspirados en la Cincinnati Time Store del anarquista norteamericano Josiah Warren.

En este orden de cosas, y siguiendo a Colin Ward, las ideas libertarias que más fuerza han cobrado desde la caída del muro de Berlín, pasando por el movimiento antiglobalización hasta los presentes Occupies e Indignados, son aquellas que hacen hincapié en la estructura de las organizaciones, ya sean movimientos sociales, ya sean colectivos, y formas de llevar a cabo las reivindicaciones, por ejemplo, la acción directa y la desobediencia (Ward, 2013), así como la denuncia del colapso anunciado de los Estados-nación en la mundialización político-económica. Como Manuel Castells señalaba en un artículo de opinión cuatro días después del asesinato de Carlo Giuliani en julio de 2001 en la contra-cumbre de Génova y refiriéndose a la pluralidad de integrante del movimiento antiglobalización: “Otros se declaran abiertamente anti-sistema, anticapitalistas desde luego, pero también anti-Estado, renovando los vínculos ideológicos con la tradición anarquista que, significativamente, entra en el siglo XXI con más fuerza vital que la tradición marxista, marcada por la práctica histórica del marxismo-leninismo en el siglo XX”.

[Tomado de “Una mirada libertaria a la investigación social”, artículo incluido en la compilación Miradas libertarias, texto que en versión completa está disponible en

Siglo XXI nº 51, octubre 2019

Bajar Siglo XXI nº 51

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